Realismo Superficial y la nueva novela hispanoamericana



Artículo sobre algunas características convergentes de las novelas de los nuevos autores hispanoamericanos.


El Oso y el Madroño, símbolos heráldicos de Madrid. La foto es navegable, hacer click en flechas para darse una vuelta por la puerta del Sol.

Realismo Superficial y la nueva novela hispanoamericana
Juan Murillo

Hace un par de semanas me vi, por motivos de negocios, impelido a viajar a España. Viajar siempre es una oportunidad para comprar libros que en Costa Rica es imposible conseguir, de modo que extendí el viaje por un día y me hospedé a un par de cuadras de la Puerta del Sol para hacer, durante un domingo y a alta velocidad, el circuito de librerías aledañas: Corte Inglés, Casa de Libro Gran Vía, Casa del Libro Maestro Victoria, la Antonio Machado del Circulo de Bellas Artes y Dedalus, de libros usados y raros, detrás del Circulo, donde conseguí libros que no había en ninguna otra parte. El botín fue, por decirlo de algún modo, desbordante; baste con decir que hizo falta una maleta extra para los libros. Conseguí muchos libros que hasta ahora no había podido encontrar: Río Fugitivo de Paz Soldán, La muerte de un instalador de Enrigue, La velocidad de los jardines de Tizón, El vano ayer de Isaac Rosa, Guapa de Cara de Rafael Reig; así como algunas maravillas que no sabía que existían: Obras completas de Onetti en pasta dura, Sesenta relatos de Buzatti. En la escamoteada encontré dos libros de compatriotas costarricenses, Gina de Rodrigo Soto, editado por Periférica y Cruz de Olvido de Carlos Cortés, editado por 27 letras, rozando portadas con otro libro de un autor que se llama, inevitablemente, Carles Cortés.

Mi principal interés era, sin embargo, comprar algunas novelas recientes, por autores noveles que recién aparecían o que tenían un par de años de existir y yo no había podido leer, entre ellas los autores jóvenes premiados por el ultimo Herralde (Tryno Maldonado e Iván Thays), la obra de Alejandro Zambra y la novela Nocilla Dream de Fernández Mallo que había despertado mucha atención cuando apareció en el 2006. Terminado con el orgiástico maratón de compra de libros, tome estos últimos y me fui a la Cava de San Miguel en Cuchilleros y me introduje en una cueva de ladrillo que alguna vez hizo de hostal a los vendedores de la Plaza Mayor y ahora era una súper rústica trampa para turistas, silenciosa, fría y milagrosamente vacía. Ahí sentado frente al inevitable tinto y platos de boquerones y lomo embuchado me leí Nocilla Dream y Bonsái de Zambra.


No suelo leerme libros de una sentada, simplemente no soy un lector rápido, pero estos dos libros, el primero de 200 páginas y el segundo de 100, se leen rapidísimo. Durante el resto del viaje leí Temporada de caza para el león negro de Tryno Maldonado y Un lugar llamado Oreja de Perro de Iván Thays, en ratos libres en el hotel o en el aeropuerto. El de Maldonado se lee aún más rápido que los primeros, el de Thays, más largo y levemente más denso, también se lee fluidamente.

Las cuatro novelas comparten rasgos inequívocos de lo Zambra con una candidez preventiva llama “esas novelas de cuarenta páginas, de párrafos cortos, que están de moda”[Bonsái, p. 64]. Son, de más está decirlo, novelas muy diferentes. Tiene temáticas distintas, personajes y localidades distantes y el tono narrativo tampoco concuerda. Pero lo que nos interesa son los puntos en los que convergen, puntos que parecieran confirmar esa idea de Zambra de que hay un tipo de novela que está de moda o, por lo menos, un cierto estilo en el que parecen coincidir algunos autores jóvenes de nacionalidades diferentes.

En el caso de estas novelas en todas se encuentran por lo menos algunas de las siguientes características: Capítulos cortos (de menos de una página en el caso de Maldonado y Fernández Mallo a cinco o diez páginas en el caso de Zambra y Thays), párrafos cortos (en el caso de Thays el rasgo más evidente del estilo son los párrafos compuestos por una frase simple), la aversión por la adjetivación o adverbiación o complejidad de la frase, la puntuación sencilla y proliferación del punto y aparte. En cuanto a la forma de narrar se nota una predilección por la anécdota por encima del entramado complejo (la novela de Maldonado, por ejemplo, es un compendio de anécdotas) y supresión de detalles u observación y comentario autoral. Estas novelas también comparten una fragmentariedad, que se desprende, alternativamente, de su estructura capitular o del carácter anecdótico de la narración y en los que se adivina una búsqueda de profundidad a través de la yuxtaposición de los fragmentos, una especie de comentario por proximidad y no ya por la expansión, desmenuzamiento o investigación, por el autor, de las ramificaciones de la historia y los personajes. Hay una renuencia a especular, a comentar, a preguntarse el por qué, las causas profundas, las consecuencias posibles de lo que se cuenta. Esta tarea, presumiblemente, le queda al lector, pero no siempre se aporta suficiente material para que el lector la pueda completar satisfactoriamente.

Este tipo de narrativa va en una dirección opuesta tanto del realismo decimonónico que pretendía fingir un conocimiento completo de la historia, de los personajes, de sus mentes y destinos, así como del modernismo experimentador en el que la exploración formal y la distensión de los límites de lo que se podía considerar narrativa formaba parte integral del proceso de reconstrucción del orden que en medio del caos circundante el escritor debía llevar a cabo.


Estas nuevas novelas se limitan a la superficie de la historia, una superficie brillante compuesta de una narración simple y fácil de transitar. Las profundidades de donde se puede extraer significado no son negadas por los autores, pero se rehúsan en mayor o menor grado a exponerlo o explicarlo, o siquiera a indicar abiertamente que puede haber una exégesis o interpretación de lo narrado. Sabemos que el significado esta ahí, en la anécdota del león negro en la novela de Maldonado, en la estructura autorreferencial del Bonsái de Zambra, en la simbología de los perros de Thays, en el álamo lleno de zapatos de Fernández Mallo, pero los autores dejan sus novelas cerradas, nos describen lo que podríamos ver con nuestros propios ojos, la superficie de las historias, sus partes evidentes No buscan o siguen uniformemente un patrón estilístico, sino una idea general, un principio rector, de que al autor no le corresponde la dilucidación de lo que cuenta. De ese realismo superficial, que es un estado mental, más que un estilo, nacen estas obras.

El hecho de que hayan centros simbólicos de significación en todas las novelas dice mucho del acto voluntario de mantenerse en la superficie. Es una decisión del autor contar la historia de manera superficial, porque existiendo esos centros simbólicos es fácil imaginar que el autor hubiese podido desarrollar y adentrarse en la interpretación o exposición de motivos, pero decide no hacerlo.

De buenas a primeras, las características descritas, parecerían apuntar a un minimalismo que a su vez trae a colación el realismo sucio de Carver, Ford, Wolff o Beattie. Pero en el caso del minimalismo de los ochenta en Estados Unidos, los personajes sin dirección tradicionalmente se veían envueltos en acciones que verdaderamente, sin ser absurdas, carecían de significado. En el caso de estos jóvenes autores en castellano el significado existe, subyacente, bajo la superficie que ellos se rehúsan a romper, presas de un atavismo producto quizá de los excesos de sus mayores o de la desconfianza que les produce la idea de que el hombre sea capaz de entender lo que le sucede y lo que lo mueve a actuar.

No hay duda que estas novelas algo tienen de minimalistas, en antípodas con novelas que se han llamado maximalistas como las de la generación del realismo histérico o los postmodernistas norteamericanos entre las que se cuentan la obra completa de David Foster Wallace, White Teeth de Zadie Smith o Mason Dixon de Pynchon, en las que se abunda en detalles, datos, explicaciones y elucubraciones de todo tipo sobre las posibles causas, fuentes, consecuencias y repercusiones de las acciones de los personajes y el funcionamiento del mundo.

La fragmentariedad de las historias, por otra parte, es un estilo ya reconocido que ha transitado del experimentalismo modernista al mainstream por vía de lo que se conoce ahora como la novela de historias interconectadas, entre las cuales en español tenemos a Ray Loriga con El hombre que inventó Manhattan, o las novelas corales maximalistas de Bolaño como Los Detectives Salvajes, por ejemplo, y en inglés, La historia del Mundo en 10 ½ capítulos de Julian Barnes y toda la obra de David Mitchell, con precursores como El Atlas de Vollman o en francés, Perec, con Vida, Manual de usuario, el cual Zambra ya ha citado como influencia. En Costa Rica, por supuesto, tenemos El más violento paraíso de Obando, publicada en el 2001. En el cine, los libretos de Arriaga (Babel y Amores perros) son otro ejemplo del uso de la técnica, que por otra parte, ya había usado Tarantino en Pulp Fiction. La regresión en busca de antecedentes probablemente nos lleve a los albores de la literatura, pero el punto es que la naturaleza de la novela de historias interconectadas no es nueva y en eso no radica lo esencial del realismo superficial.


Otro rasgo que demuestra el nivel de control o deliberación de la estructura y estilo de las narraciones es el intento expreso de acondicionar al lector (o agente, editor o jurado) por medio de comentarios autoriales autorreferenciales que comentan de algún modo la obra. Ya citamos arriba el caso de Zambra en el que parece estar hablando de su propia novela en un tono que linda con lo denostativo, como si quisiera adelantarse a una posible crítica haciéndonos saber que esta consciente de ella y aún así decidió proseguir con el proyecto. Thays en cambio hace gala de un narrador frívolo pero hiperconsciente de sí mismo que constantemente se critica o critica lo que dice, llegando en algunos lugares a calificar lo que acaba de decir como un lugar común, algo que el lector esperaría del autor pero no necesariamente de su narrador protagonista. Fernández Mallo es quizá menos elegante en Nocilla Dream cuando incluye un capítulo completo de citas de críticas ficticias en las que califica la obra (cual otra sino a ella misma) de “primer artefacto propiamente del Siglo 21 escrito en lengua española”, “nuevo icono de la cultura Indie” y finalmente afirma: “De repente todas las novelas han envejecido 50 años. No podremos volver a mirar atrás de la misma manera después de leerla”[Nocilla Dream, p. 204,205]. Esto tampoco es algo nuevo en literatura (ya Arturo Belano se había batido en duelo con un crítico adverso a su obra), pero es sintomático de proyectos que se preocupan quizá de la superficie del producto más que del significado; de lo que se pueda opinar del libro, más que de lo que se pueda opinar sobre las ideas que subyacen al libro. De las cuatro novelas, la de Maldonado es la única completamente hermética en la que no se pueden percibir comentarios acondicionantes de la lectura por el autor.

Esto nos lleva al punto final que resulta aparente en éstas novelas: el afán cosmopolita. En Bonsái de Zambra, Madrid aparece directamente como escenario de la acción que inicia en Chile, a donde los personajes van emigrando paulatinamente. Zambra en una decisión que cuyos objetivos parecen bastantes transparentes hace pensar a uno de sus personajes que “en adelante follaría, como los españoles, ya no haría el amor con nadie, ya no tiraría o se metería con alguien, y mucho menos culearia o culiaria. (…) Preferiría que folláramos, como en España.”[Bonsái, p. 15]. Pero este pensamiento de su personaje sale del vacío inexplicado y luego, por supuesto, cuando Zambra quiere hablar de sexo dice follar, ya con toda naturalidad. Cerca del final de la novela el protagonista tiene un sueño en el que los tres personajes principales se ven rodeados por un oso morado. El oso, dentro de la novela, es completamente inexplicable, a menos que se trate del oso y el madroño del escudo heráldico de Madrid del cual incluimos una foto arriba, visto que ahí es donde terminan dos de los tres, o quizá los tres. En Temporada de caza para el león negro, el destino lleva al personaje central de Mexico a Barcelona en donde acaba la historia. Nocilla Dream, finalmente, es un caso aparte. Nocilla Dream es la consecuencia del acercamiento virtual de territorios en lo que Vicente Luis Mora, un teórico cercano al grupo Nocilla, ha denominado Pangea. Nocilla Dream sucede en muchas partes del globo terráqueo y otras que incluyen naciones imaginarias y el futuro. En ella vemos quizá es esfuerzo más cosmopolita de todos, en un intento de abarcar no solo varias naciones sino incluso algunas que no existen o que representan las fronteras mismas. El ser todo para todos en todos los lugares no es un asunto sencillo ¿Cómo evitar que los personajes norteamericanos o chinos hablen como españoles? ¿Cómo evitar errar las traducciones o nombres de productos en idiomas que uno no maneja demasiado bien? El caso más evidente de las limitaciones implícitas en el intento de utilizar símbolos que sean exportables a toda cultura es el producto que da título a la obra. Nocilla en España es una pasta hecha de cacao y nueces que se unta en el pan, popular con los niños. En otros países, sin embargo, el producto se llama Nutella, Nucita, Nutino, Nulacta, Nucy, Nugatti, etc. De modo que Nocilla Dream, un matrimonio incómodo entre un producto español y una palabra en inglés, resulta más que un título de alcance global, uno de carácter hiperespecífico. Pero independientemente de las dificultades y adecuación de las técnicas para lograr ese afán cosmopolita, lo que interesa aquí es el empuje, en el caso de los autores latinoamericanos hacia lo que ven como la metrópoli desde su periferia (valga aquí decir que España es una metrópoli literaria, pero no necesariamente cultural para America Latina) mientras que Fernández Mallo, el español, vuelve sus ojos hacia los Estados Unidos en un gesto no muy distinto de sus colegas latinos.


Se hace inevitable entonces preguntarse hasta que punto influirán los mercados literarios en la producción novelística de estos autores y otros como ellos, vista la recepción que estás novelas han tenido. Anagrama le da el espaldarazo a Thays y Maldonado en el último Herralde, indicando que sus jurados piensan que ahí hay una veta que vale la pena explotar. Nocilla Dream tuvo una recepción apoteósica en España, donde la crítica, obviando sus muchos defectos, la ha elevado a un punto quizá por encima del que debería ocupar con justicia. Zambra es, sin duda, por encima de Fuguet y otros, el escritor joven chileno de más renombre en la actualidad, habiendo publicado ambos libros con Anagrama, quizá la editorial de más alto perfil en lo que los norteamericanos llama la “ficción literaria”, distinguiéndola de la meramente comercial o de genero.

Un artículo reciente de The Atlantic afirmaba que los buscadores y los blogs estaban modificando las costumbres de lectura y los rangos de atención de los lectores que pasamos el día conectados. Esperamos poder pasar de un tema al otro en un par de párrafos, no tenemos paciencia con las parrafadas largas ni con la sintaxis compleja. Devolviendonos en la cadena de producción de conocimiento (datos > información > conocimiento > sabiduría), optamos por la lectura de datos que no logramos procesar con el mínimo rigor en una especie de frenesí deglutidor de Doritos informativos. El artículo de The Atlantic postulaba la idea de que los modos de pensamiento profundo están ligados al ejercicio de la escritura y lecturas profundas, al desarrollo pausado, contundente y exhaustivo de las ideas y los senderos que partiendo de ellas se bifurcan y llevan a otras.

La literatura no tiene porque ser, necesariamente, un ejercicio filosófico o crítico riguroso, puede ser, ciertamente, superficial. El híbrido del realismo superficial es, sin embargo, una literatura superficial que quiere ser analizada y explicada y desmenuzada y en este sentido representa una reversión de los roles tradicionales del autor/lector en la que el autor se limita a contar la anécdota y le corresonde al lector el tratar de bucear la obra por el significado que subyace en ella. Más allá de un lector activo (o macho, según el desafortunado término de Cortázar) lo que se requiere entonces es un lector-escritor, uno que asuma la labor de terminar la historia, de armar con los fragmentos o esqueletos que aportan los autores la novela que en realidad debió ser. Como el bonsái de Zambra, un árbol que parece natural pero que es producto de un proceso minucioso de mutilación, corte con estilete y atadura de alambre o el monumento a Borges, brillante por fuera pero vacío por dentro, que aparece en Nocilla Dream, tenemos aquí objetos altamente artificiales, constituidos de apariencias y de significado dudoso y nos toca ahora a nosotros decidir que significan realmente y asignarles un valor ético y estético, más allá de sus brillantes superficies.





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Juan Marsé, Premio Cervantes 2008



Juan Marsé recibe el Cervantes, el premio literario más presitigioso de habla hispana, para el 2008.


Juan Marsé, escritor catalán, recibió el premio Cervantes para el 2008, continuando así una larga línea de galardones literios que se le ha otorgado a su obra (Biblioteca Breve en 1965, Premio de Novela de México en 1973, Premio Planeta en 1978, Premio de la Crítica en 1994, Premio Juan Rulfo de la FIL de Guadalajara en 1996 y Premio de la Crítica y Premio Nacional de Narrativa en el 2001, entre otros).

Las novelas más destacadas de su extensa obras son:
  • Rabos de lagartija (2005)
  • El embrujo de Shangai (1993)
  • Ronda de Guinardó (1984)
  • Si te dicen que caí (1973)
  • Últimas tardes con Teresa (1966)






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Daniel Sada, Premio Herralde 2008



Daniel Sada, escritor mexicano obtuvo el Premio Herralde del 2008 con su novela Casi nunca.


Daniel Sada, escritor y periodista mexicano obtuvo uno de los premios más prestigiosos de la literatura en español al adjudicarsele el Premio Herralde de novela otorgado por la editorial Anagrama, de España, a su novela Casi Nunca.

Sada además ha publicado los libros de relatos Juguete de nadie y otras historias (1985), Registro de causantes (1992, Premio Xavier Villaurrutia), entre otros y las novelas Lampa vida (1980), Una de dos (1994) y Porque parece mentida la verdad nunca se sabe (1999, Premio José Fuentes Mares).

Casi Nunca es una historia de amor tragicómica ambientada en el México de los años cuarenta en la que un agrónomo que enamora a una prostituta que luego abandona para cortejar a otra mujer en la otra punta del país, con la cual finalmenta tampoco se casa. Según los jurados la obra esta escrita con grandes dosis de humor. El autor aseguró que invirtió 25 años en componer su novela.

El autor finalista fue Iván Thays, escritor peruano nacido en 1968, autor del libro de relatos Las fotografías de Frances Farmer y las novelas El viaje interior y La disciplina de la vanidad; quien además publica noticias sobre la literatura mundial en su blog Moleskin Literario.

La novela de Thays, titulada Un lugar llamado Oreja de Perro relata la historia de un hombre que pierde a su hijo cuando es abandonado por su mujer. Thays dijo que "todos vivimos en algún momento en un lugar como Oreja de Perro", que fue un pueblo peruano destruido durante los años ochenta por el terrorísmo local.


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Bartelby y compañía, Enrique Vila-matas



Bartelby y compañia, reseña de la novela.


Bartelby y Compañía
Enrique Vila-Matas
179 páginas
Editorial Anagrama, 2000

Estamos en la presentación de El diablo sabe mi nombre, de Jacinta Escudos. Adelante veo a Ana Cristina Rossi diciendo algo sobre la animalidad en los cuentos de Escudos. Frente a mí está sentado el novelista salvadoreño Rafael Menjívar Ochoa, cruzando el pasillo está Manlio Argueta, grande, autor de Un día en la vida. Atrás, en la gradería de sol, estamos Ulloa, Barquero y yo, a la derecha veo a Luis Fernando Gómez, poeta. Más allá veo a un señor que no conozco, pero que se ve, por lo demacrado y taciturno, que no puede ser otra cosa que escritor. De la concurrencia el único que no es escritor es Oscar Castillo, el editor de Uruk. Me doy cuenta, entre divertido y preocupado, que todos los asistentes o somos escritores, o por lo menos estamos adscritos al tenue gremio de lo literario.

En la sobremesa trato de lograr que Oscar Castillo admita que el tamaño de los tirajes de las editoriales costarricenses se calcula con esta fórmula: 5 parientes del autor + 5 amigos del autor + 20 narradores + 270 poetas = tiraje de 300 ejemplares. Castillo se rehúsa a confesar, pero veo que su mano, que sostiene la copa de un vino muy poco chileno, tiembla, porque sabe que hemos descubierto el secreto mejor guardado de la industria editorial costarricense.

Lo cierto es que los escritores tenemos una fascinación morbosa por la vida y obra de otros escritores. Uno podría fingir que es curiosidad profesional, pero todos sabemos que en el fondo esa fascinación se parece más a la que lleva a los vecinos de cama de leprosario a intercambiar historias sobre partes del cuerpo que ya no tienen. Queremos saber de que modo hace infelices a otros el quehacer literario, otros aparte de nosotros mismos.

La novela Bartelby y Compañía, de Enrique Vila-matas, es precisamente eso: una recopilación de historias de escritores que han dejado de escribir. Para un escritor, la historia de otros que han sabido dejar el vicio y renunciar al placentero castigo de escribir ejerce la misma atracción irresistible que los suplementos literarios dominicales, que entre más chismosos, más sabrosos. Vila-matas lleva a cabo en esta novela una erudita revista que incluye historias deliciosas sobre Rulfo, Rimbaud, Hoffmanstal, Duchamp, Salinger, Walser, Melville mismo, padre del personaje que da nombre a la novela, Bartelby, que es el non plus ultra de los no escritores y que siempre prefería no hacer nada, así como multiplicidad de otros autores y personajes de ficción, e híbridos de ambos, que dejan de escribir y abandonan a Circe para recuperar vidas normales.

En este punto es necesario recapitular lo dicho sobre la fascinación de los escritores consigo mismos. ¿A que persona normal (y con eso quiero me refiero a los no escritores) se le puede ocurrir que la pregunta, ¿Porque ya no escribo libros?, amerite una novela completa de explicación y ejemplificación? ¿A quién si no sólo, y únicamente, a un escritor? El hombre común, en cambio, se pregunta estupefacto ¿Qué les pasará por la cabeza que a cada rato se quieren sentar a escribir historias? Esa, creo yo, es una pregunta esperable y lógica.

Al grano entonces, ¿porqué escribe un escritor? El libro de Vila-matas aporta una cantidad enorme de información al respecto, por vía del ejemplo negativo. Los hay quienes buscan expresar su altísimo ánimo artístico y al verse incapaces de plasmarlo fidedignamente se sienten derrotados y renuncian. Hay otros que se quedan en los preparativos, híper exigentes, no logran comenzar por temor a equivocarse. Hay los que renuncian porque ya han dicho todo lo que valía la pena decirse. Algunos ven en el silencio un arte más alto que el de la palabra. Otros buscan el gran libro que saben que llevan dentro sin poder encontrarlo. Y finalmente, aunque esto no agote la lista de razones, están los que descubren que las palabras son un mundo en si mismo y no son el Mundo como tal y defraudados por no poder ser Dios, renuncian a la literatura. Por más generoso y amigo de otros escritores que sea uno, no se puede más que notar el común denominador de las motivaciones para escribir: la hybris, el exceso de orgullo, la arrogancia intelectual, querer ser la voz que se escucha en la cavernosa mente de los otros. Para ser escritor hay que pensar que lo que uno escribió es mejor que lo que cotidianamente tienen los demás en la cabeza, y que esos otros deberían dedicar por lo menos un rato a entretener los pensamientos que a uno se le antojan geniales. En fin, hay que tener una amplia seguridad en sí mismo y un amor propio saludable y rebozante.

Vila-matas, sin embargo, no siempre estaba tan seguro de sí mismo. Ya le confesaba, mortificado, en alguna ocasión a Roberto Bolaño, su amigo, mientras escribía El Viaje Vertical, que en su novela no pasaba casi nada. Bolaño, buen amigo que era, lo contradijo y le sugirió un pequeño aporte a su novela (que el plano de Barcelona coincidía extrañamente con el plano de la Atlántida). Esto le hizo mucho bien a Vila-Matas, que logró con ese dato enrumbar su novela donde nada pasaba y se ganó con ella el Premio Rómulo Gallegos. Ya con Bartelby y compañía se había hecho algo notorio, ganando el premio Ciudad de Barcelona (dicen que en Barcelona viven más escritores que en todo América Latina junta).

El plan del jorobado que hace de protagonista en Bartelby y compañía era escribir un libro lleno de notas a pie de página que comentaran un texto invisible (como quien dice el texto verdadero que se rehusó a escribir) que trata sobre escritores que renuncian a escribir. El personaje que Vila-matas crea es extremadamente divertido, la erudición no le quita lo risueño y su estasis kafkiana, curiosamente, solo lo vuelve más entretenido. Es, por mucho, más entretenido que el mismo Bartelby, que era mas bien insulso y aburrido y que sin la ayuda de la fabulosa prosa de Melville no merecería vivir en página alguna. En Bartelby y compañía, sin embargo, tan entretenido es el estilo como divertido el personaje y ya del fascinante contenido lleno de chismografía histórico-literaria, ni hace falta decir nada. Todo resulta tan delicioso que casi quiere uno olvidarse de la absurda premisa inicial de Vila-matas, que es comentar un texto invisible, como, digamos, sería un Pale Fire de Nabokov si en el libro faltara el poema principal. Porque la verdad es que parece que a Vila-matas se le ocurrió esa idea luego de releer el texto y descubrir que no tenía pies ni cabeza y que había terminado siendo un autoindulgente paseo por las anécdotas preferidas sobre los escritores preferidos del autor.

Este punto en particular me parece merecedor de mención: Llegamos por fin a los días en que ya no importa que la novela no tenga trama, que al personaje no le pase nada y que se limite a aportar información y anécdotas nebulosamente conectadas entre sí, y que, a pesar de estos potenciales obstáculos, el resultado sea un libro que se puede disfrutar enormemente. Bartelby y compañía no es un logro menor, es un tipo de libro que marca el rumbo futuro de la literatura (y con eso no quiero decir que el rumbo futuro de la literatura sea que los escritores dejen de escribir, a pesar del clamor popular). Es literatura solipsista, endogámica y metaliteraria, hija de una época signada por el culto a la personalidad, el individualismo exacerbado y narcisista, y como tal, habla de la nada y de sí misma y nos mantiene absortos en su juego de espejos hasta el final; y con vergüenza, admito, nos deja pidiendo más.


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Soldados de Salamina, Javier Cercas



Soldados de Salamina, reseña de la novela.


Soldados de Salamina
Javier Cercas
209 páginas
Tusquets Editores, 2001

Javier Cercas decía hace unos años en una entrevista, luego del éxito desaforado de su novela Soldados de Salamina, que cuando la gente lo detenía en la calle para saludarlo, probando ya la cotidianeidad de la fama, sentía que iba de viajante de sí mismo (de su doble, un impostor, un farsante). Aparte de la peculiar sensación que pueda producir el éxito inesperado en un autor lo que resulta claro es que Cercas, en cierto modo, ha basado parte de su literatura en ese tipo de imposturas. En su libro, Cercas que en clave de autoficción narra su novela como protagonista, no es exactamente Cercas, que en la vida real aún tiene a su padre y no es huérfano, vive con su esposa e hijo y no es divorciado, y es profesor universitario y no periodista. Roberto Bolaño, que aparece en la tercera sección como personaje, no es tampoco Bolaño (como lo dijera Bolaño mismo alguna vez en su columna). La sustitución que en un principio pareciera un inocente artefacto literario, se prolonga conforme avanza la novela para permearlo todo, y es solo con una lectura cuidadosa que el lector por fin comprende que le han dado gato por liebre, que lo que lee no es Historia, sino una historia, que lo que ahí se describe no es real, sino un relato real, término acuñado por Cercas, como una máscara, para vestir de novela lo que otros llaman Historia. En fin, que la narración ficcional ha venido a sustituir con estrepitosa autoridad a la narración histórica y, sin embargo, está claro para todo el que lo lee que lo que este libro dice es la Verdad.

La novela toda gira alrededor de un evento clave: en la retirada tumultuosa del ejército republicano, en los últimos días de la Guerra Civil Española, Rafael Sánchez Mazas es llevado a un claro del bosque contiguo al monasterio que hace de prisión y fusilado junto con otros 30 presos. Sánchez Mazas no muere, porque en el momento de la descarga huye y se interna en el bosque donde cae en una hoya y se esconde, escuchando los tiros de gracia que rematan a los fusilados que aún viven. Según el libro de Cercas, Sánchez Mazas contaba la historia de cómo estando ahí escondido, había sido descubierto por uno de los soldados republicanos encargado de buscar a los que habían corrido y mirándolo directo a los ojos, había respondido a la pregunta de "¿hay alguien ahí?" con "aquí no hay nadie". Con esa respuesta incomprensible el soldado había salvado la vida de su enemigo. Pero da la casualidad que Sánchez Mazas no era cualquier enemigo, sino que era fundador de Falange Española e ideólogo y poeta del fascismo español y amigo cercano de Primo de Rivera. O sea, en ese acto, el soldado republicano le había perdonado la vida al epítome de su enemigo.

Cercas se deleita en destruir el personaje de Sánchez Mazas, al que califica de poeta mediocre y cortesano, de ideólogo poco convencido y fácilmente aburrido por sus propias ideas, de cobarde y poco honorable y en fin, de haber sido en gran parte culpable del levantamiento que llevó a España a un baño de sangre fraticida. El perdón o la piedad del soldado que es el centro de la novela, es verdaderamente un momento anagnórico, como lo definiera Aristóteles en su Poética. Un momento que el destino le presenta a un personaje para revelarle devastadoramente una verdad sobre sí mismo que lo transformará para siempre. En este caso, esa revelación es que Sánchez Mazas podía haber optado por el respeto a la vida en vez de atizar los fuegos de la guerra y cantarle a la dialéctica de las pistolas. Sánchez Mazas sin embargo, repite mecánicamente la historia como asombrado porque le parece imposible y la verdad que le es revelada no logra permearlo jamás. De esta deficiencia de Sánchez Mazas nace la imposibilidad de Cercas de cerrar la novela con el simple relato de lo sucedido. Porque, verdaderamente, con sus incapacidades Sánchez Mazas le cierra la puerta al significado del suceso más relevante de su vida, el momento del cual nacen el sentido trágico de su vida, en términos clásicos.

Cercas entonces vuelve a la búsqueda del soldado. Ese negativo de Sánchez Mazas que, en retirada hacia Francia, sabiendo perdida la guerra, se rehúsa a matar al prisionero que encuentra escondido, lleno de vergüenza y temblando de pavor, en el bosque. Es posible decir que, simbólicamente, con ese acto de perdón, ese soldado termina la guerra civil española y clausura el baño de sangre. ¿Quién es este soldado? se pregunta Cercas, y ¿por qué hizo lo que hizo? En responder esas preguntas invierte el autor la tercera parte de su novela, en la que escucha a Bolaño relatar la historia de un soldado imposiblemente heroico que parece haber combatido en todos las batallas de Europa y que ahora se ha traspapelado en el olvido que es la bienvenida secuela de toda guerra.

Al final de su novela Cercas encuentra al soldado que busca y le imputa la identidad del soldado de su historia, sin que el otro la rechace. Las escenas finales y el desenlace son conmovedores y nos dejan la sensación de que la verdad se ha descubierto y que los motivos reales debajo de esas acciones son la bondad, la virtud, la pureza.

No es imposible imaginar que todo lo anterior haya hecho de Soldados de Salamina un éxito de ventas, que la gente encontrara la novela tanto interesante como conmovedora, con un aparente tema de heroísmo militar y respeto a la vida que se conjugan acá de la manera más extraña porque verdaderamente son incompatibles. Pero Cercas deja caer por acá y por allá pistas de que las cosas verdaderamente no son lo que parecen.

Repetidamente nos dice que las palabras solo sirven para decirse a sí mismas, o, lo que es lo mismo, que las palabras no sirven para relatar lo real. En la primera línea Cercas subvierte su realidad transformándose en un personaje que se llama como el real. Bolaño en medio de su conversación con Cercas sobre el soldado desconocido le aconseja:

La realidad siempre nos traiciona; lo mejor es no darle tiempo y traicionarla antes a ella. El Miralles real te decepcionaría; mejor invéntatelo: seguro que el inventado es más real que el real. [p. 151]


Escuchando a Cercas repetir este tema nos damos cuenta finalmente de lo que pasa. Esta historia es una extensión ficcional de otra historia que es la que contaba Sánchez Mazas, y toda la parte que le ha tocado a Javier Cercas, se la ha inventado para decirnos lo que él piensa que es la verdad. La verdad es que Javier Cercas nunca encuentra al soldado que busca, encuentra a otro y en este lee lo que quiere leer: el extrañamiento entre los hombres, las ilusiones perdidas, la futilidad de la guerra.

En el video que existe de Sánchez Mazas relatando este evento, falta en su totalidad la parte en la que el soldado le perdona la vida. Ya a estas alturas no sabemos siquiera si esto es verdad. Pero el autor lo ha dicho ya claramente, nada de lo que se dice es verdad. La verdad son los hechos, o la ficción que simbólicamente los representa y que nosotros aceptamos como Verdad. No existe correspondencia univoca entre texto y realidad. Lo que existe es el acto de fe del lector que unge a un texto ficticio con el inexpugnable cariz de lo real.

Aceptamos la oferta de Javier Cercas. Su novela toma partido por el bien, por la moral, por el respeto a la vida, no por nada los lectores la han acogido casi unánimemente. No nos cuenta los hecho verdaderos porque estos son inaccesibles a todos los que no los vivimos, sino que nos relata una historia donde podemos ver lo bueno que hay en nosotros mismos y confirmar que existe un orden que hay que respetar y que los que revierten este orden son el enemigo. Pero luego nos damos cuenta, con asombro, que Cercas, con sus métodos, en el fondo esta atacando ese orden que tanto comfort nos proporciona, y que siguiendo los postulados postmodernos de Hayden White, ha sustituido a la Historia y a cambio nos ofrece la literatura, como la verdadera fuente de la verdad historica.

Finalmente hay que recordar que la batalla de Salamina fue narrada inicialmente por Heródoto de Halicarnaso, el verdadero y único padre de la Historia, que luego Tucídides, el usurpador, y otros como él, criticaron duramente por no atenerse a lo puramente real, que para Tucidides radicaba en el hubris de creer entender los designios de la naturaleza humana, una ilusión que perdura entre los historiadores aún hoy en día. Pero esta novela es la historia de soldados como los de Salamina, movidos por fuerzas más grandes que ellos, ya no las de los dioses caprichosos o los oráculos, sino las de la ficción de un autor que tiene una historia que contar. En Cercas, Herodoto levanta la voz de nuevo, para defender la verdad de la historia como narración y anécdota, y para contar de nuevo la verdadera historia de los Soldados de Salamina.


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El Gaucho Insufrible, Roberto Bolaño



El Gaucho Insufrible de Roberto Bolaño. Reseña de la colección de cuentos.


El Gaucho Insufrible
Roberto Bolaño
177 páginas
Editorial Anagrama 2003

El Gaucho Insufrible fue el último libro de cuentos que preparó Roberto Bolaño para publicación antes de morir el 14 de julio de 2003. El desorden aparente en los contenidos del libro y la publicación del libro en el mismo año que murió Bolaño ha hecho creer a algunos que el libro es en realidad un cajón de sastre publicado apresuradamente por su editor Jorge Herralde con ocasión de la muerte de aquel. Pero la verdad es que el libro ya estaba definido y en preparación para la edición cuando Bolaño ingreso al hospital barcelonés donde le practicarían la cirugía de transplante de hígado durante la cual falleció.

Lo cierto es que para esa época, según reportes de su editor y familia la preocupación principal de Bolaño era, en caso de su muerte, dejar a sus hijos y esposa con una situación económica solvente. Trabajaba contra el tiempo y lo sabía. Un libro más publicado, especialmente si moría, solo se podía traducir en mayores réditos para pagar la manutención y educación de sus hijos y es posible que Bolaño pensara en lo económico más que lo literario cuando lo mando a prensa. Por otra parte, existe la posibilidad de que los cuentos aquí incluidos fueran los últimos cuentos publicadles que tenía, el 'fondo del barril' que decía Nabokov, y que sabiendo que se había embarcado en la portentosa empresa de redactar 2666 en un formato de cinco novelas separadas, probablemente ya no tendría tiempo para escribir más cuentos.

El Gaucho Insufrible está compuesto por cinco cuentos y dos transcripciones de conferencias o discursos escritos por Bolaño. De los cinco cuentos, tres (El gaucho insufrible, El policía de las ratas y El viaje de Álvaro Rousselot) tienen extensiones de aproximadamente treinta páginas y componen el cuerpo principal del libro.

El Gaucho Insufrible es un cuento excelente que versa sobre el retiro de un abogado citadino al fundo campestre de la familia donde sufre una transformación sorprendente, pasando de probo y amoroso abogado y padre a rudo gaucho vitalista de inmediato actuar. El cuento es la historia de un hombre que enfrenta su destino de frente sin dejar que las circunstancias adversas lo reduzcan a su mínima expresión, pero además es una relectura o un contrapunto de el cuento El Sur, que Bolaño menciona en el cuento, en el que un Borges febril y delirante sueña la muerte que hubiese deseado, a manos de un gaucho pendenciero en una cantina del gran Sur. Bolaño le da vuelta al cuento y en este caso el viejo abogado busca su destino como el viejo gaucho que enfrenta las cosas con determinación, a veces con violencia. Es como si Bolaño nos dijera, siempre con una delicadeza pasmosa, que nosotros, gentes de ciudad, no estamos ya preparados para enfrentar grandes cataclismos o cambios, sino para vivir la vida fácil de la rutina.

El Viaje de Álvaro Rousselot es también un cuento simbólico, que como todo lo simbólico en Bolaño, puede ser leído literalmente y resulta igualmente entretenido, hermoso o enigmático. En este caso se representa la relación entre el escritor (Rousselot) y el lector ideal, que en este caso resulta ser otro creador, un cineasta de apellido Morini, que consume, digiere y reelabora las creaciones de Rousselot. Rousselot al principio se molesta por el plagiarísmo de Morini, pero con el tiempo empieza sino a entender, por lo menos a disfrutar oscuramente de la simbiosis que se desprende del hecho de tener un lector fiel que retroalimenta al autor con relecturas de su obra. Ante un extendido silencio de Morini, Rousselot decide salir a buscarlo, y ese viaje es en si mismo el corazón del cuento. El viaje de autor en busca de su lector no puede ser más que un viaje fantástico donde el autor se da cuenta de la transformación que comporta, ya no la creación propia, sino el intento de absorber y comprender la creación de otro, de como esto nos transforma inevitablemente, al ponernos en los zapatos de otro, en la vida de otro. Es, así como El gaucho insufrible, un cuento delicado, de verdades que se revelan poco a poco, en matices y a veces no del todo y que ejemplifican la maestría de Bolaño en el género del relato corto.

El tercer cuento, El policía de las ratas, es un homenaje, quizá una extensión, del cuento Josefina la Cantora, de Franz Kafka. Es un cuento, literalmente, sobre ratas, donde el personaje principal es una rata policía. Aquí nos sorprende de nuevo la habilidad de Bolaño para darle vuelo a un cuento cuya premisa fantástica se ve algo torpe junto a cuentos más elegantes y modernos como los dos anteriores. A fin de cuentas, el cuento se reduce a una historia policial y a un somero análisis del significado del homicidio por medio de la técnica del extrañamiento. Este es el cuento más débil del libro, y nosotros lo entendimos como un homenaje de Bolaño a Kafka, a quien él admiraba.

Los otros dos cuentos (Jim y Dos cuentos católicos) son distintos en forma, extensión y técnica. El primero, compuesto de la remembranza de un amigo norteamericano contiene una única escena y tiene exactamente el mismo formato de los capítulos de la segunda parte de Los detectives salvajes, o sea, es un retrato misterioso o críptico del personaje, relatado en primera persona por un amigo, y termina, igual que aquellos, con un lapidario: "Nunca más lo volví a ver" que es una constante en la literatura de Bolaño y que podemos entender que propone como destino inevitable de todas las relaciones humanas. Dos cuentos católicos esta compuesto de dos piezas que narran un encuentro entre un muchacho con inclinaciones místicas y un asesino, que, en el fortuito encuentro desencadena una epifanía en el muchacho. Nunca se hablan el uno al otro y aparte de la belleza formal de la idea de cruce de caminos desde puntos opuestos en la historia personal y la ironía de lo que piensan ambos durante el encuentro, también hay que notar lo que se nos dice respecto de la lectura que hacemos cotidianamente, y especialmente cuando hay decisiones trascendentes de por medio, de la realidad. ¿Son las cosas lo que pensamos que son? Casi nunca. El universo humano es por tanto irracional y en es perfectamente aceptable que la inspiración de un santo sea una asesino.

Finalmente tenemos las dos conferencias: Enfermedad+Literatura=Enfermedad y Los mitos de Cthulu. Ambas parecieran fuera de lugar en un libro de relatos, pero al terminarlas nos damos cuenta que este libro, el último que entrego Bolaño a la imprenta, no es un libro de relatos, este libro es un testamento literario.

Enfermedad+Literatura=Enfermedad es una disertación sobre la enfermedad y el acto de escribir y de vivir. Desordenada como el torrente de ideas y vivencias que es, esta agrupada en una serie de fragmentos cuyo hilo conductor es la enfermedad. Estando Bolaño al borde de la muerte cuando escribió estas líneas, hace todo el texto aún más conmovedor, porque vemos a un condenado a muerte intentar decirnos que el sexo es una reafirmación de la vida tanto como la enfermedad es un presagio de la muerte; que la literatura, el sexo y los viajes parecen salvavidas antes el naufragio que es la muerte, pero que en realidad son solo espejismos. Llegados a este doloroso punto vemos a Bolaño disertar sobre la cita de Baudelaire que hace de único epígrafe de 2666: "En desiertos de tedio, un oasis de horror". Aquí habría que discutir entonces si Bolaño desciende al último círculo del infierno existencial y describe la vida de ese modo, o si es de la enfermedad de la que habla. Son palabras parcas y oscuras de un hombre que se enfrenta a la muerte, palabras con poca esperanza. Y aun así, sorprendentemente en las últimas líneas Bolaño finalmente reafirma que aunque sean todos ellos, los viajes, el sexo y la literatura, empresas vanas contra la muerte, debemos emprenderlas, porque en ellas puede estar un método para "llegar a lo nuevo, lo que siempre ha estado ahí". Yo quiero creer que esas son sus últimas palabras sobre el destino del hombre que es la muerte, que antes de ella nos es permitido buscar, siempre con la esperanza de recobrar la inocencia y quizá, ser felices, antes del final.

Los mitos de Cthulu, titulo sacado de la mitología Lovecraftiana y que cierra el libro, no podría tener un tono más distinto al texto que lo antecede. Es Bolaño en su forma más vitriólica y cáustica. Bolaño tenia un hacha guardada en el closet del estudio, y la sacaba cada vez que le daba la gana, que era muy a menudo, para hacer leña de los edificios que el establishment quería erguir a su alrededor a base de mentiras y malentendidos. Me gusta que se cierre este último libro con un ejercicio de criticar literaria destructiva porque nos deja ver que a pesar de su enfermedad Bolaño fue el mismo hasta el final. "Un señor muy desagradable" como dijo Isabel Allende alguna vez, escritora que aquí es empaquetada en una lista de, digamos, escritores enemigos de la literatura. Bolaño se sirve de la ironía para señalar esto diciendo que la literatura latinoamericana:

(...)No es Borges ni Macedonio Fernández ni Onetti ni Bioy ni Cortázar ni Rulfo ni Revueltas ni siquiera el dueto de machos ancianos formado por García Márquez y Vargas Llosa. La literatura latinoamericana es Isabel Allende, Luis Sepúlveda, Ángeles Mastretta, Sergio Ramírez, Tomás Eloy Martínez(...)[p. 171]

Que la literatura ya no es un campo de batalla donde se dicen las verdades incómodas y se genera la identidad de las naciones, sino que se ha vuelto un ejercicio de entretenimiento ligero, vacío de significado, eso nos dice Bolaño en este texto. En el ejercicio del glamour farandulero y el libro premasticado y predigerido de hoy en día, el escritor que intenta empujar los límites no debe esperar ser leído, o por lo menos no por muchos, más allá del círculo de escritores que como él creen que la literatura es una herramienta poderosa de transformación. Ese silencio, esa falta de ambición mental y de apreciación de la literatura como el arte que es cierra poco a poco los espacios donde esta se puede dar y con esta clausura de los espacios de la literatura como arte se acaba, quizá, una época y se inaugura otra.

Si pudiéramos crucificar a Borges, lo crucificaríamos. Somos los asesinos tímidos, los asesinos prudentes.(...)
Todo lleva a pensar que esto no tiene salida.[p. 177]

Duras últimas palabras para un escritor en sus últimos días, hablando de la actividad que más amaba. Bolaño no esta sólo en su percepción del futuro de la literatura y la ansiedad por el futuro de la misma lo comparten gran número de escritores contemporáneos.

Finalmente vale la pena señalar que el libro de Bolaño tiene dos dedicatorias a escritores más jóvenes que Bolaño: Alan Pauls y Rodrigo Fresán. Con Alan Pauls, por quien había profesado alguna vez admiración, se quejó, posiblemente, de como la literatura se poblaba de horrores que hacen peligrar la cordura. Con Fresán discutió, quizá, lo que era el corazón del cuento que le dedicó. Sean estas las razones u otras, son los dos escritores a los que mencionó, en lo personal, Bolaño, en su último libro. Pasaba la antorcha, aquel latinoamericano insufrible, para que otro la levantara aún más alto de lo que él pudo, y si esto es posible, con más amor.






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Fabulosas narraciones por historias, Antonio Orejudo



Reseña de la novela.


Fabulosas narraciones por historias
Antonio Orejudo
400 páginas
Editorial Lengua de Trapo 1996
379 páginas
Tusquets Editores 2007

Antonio Orejudo nació en Madrid en 1963. En 1996 ganó el Premio Tigre Juan con Fabulosas Narraciones por Historias la cual fue publicada por la editorial Lengua de Trapo en ese año. En el 2000 publicó con Editorial Alfaguara su siguiente novela, Ventajas de viajar en tren, con la cual ganó el Premio Andalucía de Novela. En el 2003 publicó La Nave, una novela corta, con la Servicio de publicaciones Junta de Andalucía. Su última novela, Reconstrucción, se publico en Tusquets en el 2005. Además ha publicado varios libros de crítica literaria y en obras colectivas de ficción y contribuye constantemente con artículos a suplementos literarios como Babelia, ABC Cultural y Letras Libres.

Mi padre es aficionado a las novelas históricas, independientemente de la veracidad de lo narrado en ellas. De paso por Madrid en un viaje de negocios hace poco me topé en la librería del Circulo de Bellas Artes la novela de Orejudo cuya contratapa hablaba de las aventuras de tres estudiantes que habitaban en la famosa Residencia de Estudiantes de Madrid, al principio de los locos años 20, justo cuando la mayoría de los miembros de la generación del 27, entre ellos Lorca y otros renombrados intelectuales españoles como Ortega y Gasset y Unamuno, hacían de dicha institución un lugar privilegiado de la intelectualidad española. Mi padre había estudiado él mismo en Madrid en los 60 y había vivido en una residencia de estudiantes no muy diferente de La Residencia y pensé que la novela conjugaba dos aspectos que la harían un gran regalo para él, una novela histórica de algo que se asemejaba a su propia época de estudiante.

A Fabulosas Narraciones por Historias no le hacían falta elogios de la crítica literaria, entre la cual habían varios leit motif: inteligente, divertida, deslenguada, valiente. Como podía ser la misma novela todas esas cosas, me preguntaba yo, que, siempre cuidadoso, no quería regalarle a mi padre una novela que no me hubiese leído. En vista de que se le describia como deslenguada y valiente pensé que sería mejor que la leyera primero y así lo hice. La comencé en Madrid y no había llegado el avión de vuelta a Costa Rica cuando ya me saltaban las lágrimas por las incontrolables carcajadas para la visible molestia de los pasajeros a mí alrededor. La novela era divertidísima. La mayor parte del humor nacía del hecho de que en la novela los 'inmortales' españoles como Lorca, Ortega y Gasset, Juan Ramòn Jiménez, etc, eran tratados con la irreverencia que se le guarda a los congéneres cuya genialidad la historia deberá certificar pero que en el tiempo presente es discutible. Rápidamente Orejudo nos hace saber que Lorca era culón y de piernas cortas y que invariablemente en la Residencia lo invitaban a declamar sus poemas, entre otras cosas. El aura de niño prodigio de Lorca vista desde los ojos de un compañero de estudios llevaría a una descripción como esta de uno de sus recitales:

Para empezar tocó dos canciones de cuna y una sonata, compuestas por él; a continuación leyó cinco piezas inspiradas en el romancero popular, cantó tres murgas, entonó dos habaneras y leyó completo el libreto de una función para títeres que acababa de terminar, utilizando una voz distinta para cada uno de los veinte personajes que aparecían. Tras el intermedio, imitó a Primo de Rivera y al rey Alfonso XIII; jugo a las adivinanzas; recordó anécdotas sucedidas en los cuatro años que llevaba viviendo en la Residencia de Estudiantes, intercalado entre ellas los célebres pasodobles En er mundo, Suspiros de España, España cañi, El gato montés e Islas Canarias; recitó su último poema, Romance sonámbulo, inspirado en una tragedia rural; y se disfrazó de enemigo de la Residencia y de Benito Pérez Galdós. Para terminar, como otros años, se tumbó en el escenario y simuló estar muerto durante unos minutos. (p. 37-38)


Muy bien, pensé, por esto es que dicen que es irreverente y deslenguada, pero como igual me pareció divertida la irreverencia le mande mis respetos telepáticos al autor y me quede un poco más tranquilo de que éste si iba a ser un buen regalo para mi padre después de todo. Rápidamente me enteré de que tan cabezón era Ortega y Gasset, de que por ahí deambulaba un jovencito chileno llamado Neftalí que le ofendía que no hubiera una palabra en español para designar el sillón de barbero y cuyo amigo, un tal Güidobro(sic.), lo opacaba con sus desplantes de pavo real rebelde y que usualmente se los topaban en la carreras ilegales de autos. De que Unamuno era vanidoso y egocéntrico aunque no avaro. Me enteré de lo incómodo y añejo que era Juan Ramón Jiménez a quien en la novela escuchamos hablar a través de su espeso acento andaluz, al principio dudando si no tendría un labio leporino u otro tipo de discapacidad de lenguaje:

En heneráh, sí puedo dessil-le que no tiene en primé lujá ninjuna hustificassión titulá la novla en injléh. Lo sejundo: la ponnojrafía. Me paresse indessente. Pero sha le he disho ante que la novela, tal y como sse entiende hoy por hoy, oblija al eccritó a dottá esta attituda jrosera y vurjare. Y, luego para qué voy a dessil-le otra cossa, su novela, má que una novela paresse un ahverssario. (p. 74)


Al insuperable encanto de estar oyendo hablar a semejantes ilustres figuras se une una narración ingeniosa que Orejudo reparte entre notas de periódico, cartas a diarios pornográficos de la época, citas de memorias (reales y falsas, aunque esta distinción no existe como ya se verá) y la tradicional narración omnisciente en tercera persona. Todo parecía indicar que la novela sería deliciosa como un postre. Pero de pronto, en determinado momento, el humor escatológico derivo inmediatamente en fellatio forzado, mutilación genital y una ensartada de revolver en el culo a alguien que por demás se lo merecía. En ese momento el lector naturalmente detiene la lectura sorprendido como cuando entre el arroz se cuela un diente de ajo completo e inesperado y al morderlo distraídamente invade la boca un violento sabor que no se parece a lo anterior. Muy bien, piensa el lector, no ha pasado nada, he leído cosas peores. Tras una leve inspiración se zambulle uno de nuevo en la deliciosa narración, hasta que en una de las cartas pornográficas el protagonista termina acostándose tanto con su madre como su padre. Talvez, pensé en ese momento, le regale mejor a papá un libro de Pérez-Reverte.

No hay duda, la novela es valiente, en varios sentidos. Orejudo no tiene problema en desmitificar e incluso vilipendiar a todos los grandes intelectuales de España. Para que un escritor haga eso en España, siendo español, hay que ser temerario, ya esta visto que lo que a uno lo hace reír al siguiente lo hace rabiar. Pero además de correrse el riesgo de indignar a los espíritus almidonados que no se saben reír, Orejudo decide meterse de vez en cuando con el resto de los mortales. Se siente en ese momento una temeridad casi suicida donde pareciéramos ver al autor acercarse al borde del precipicio y quedarse ahí meditando si sería capaz de saltar. A un loco que llega periodicamente a decir sandeces a un café donde se celebran dos de muchas célebres tertulias se le oye decir:

-Atención, por favor, estamos intentando organizar una guerra civil entre españoles, pero nos falta gente. Por favor, todos los interesados en participar en esta conflagración fratricida, que le den su nombre a un guardia. Puede ser una cosa divertida si la organizamos bien. Por favor, un poco de colaboración. Adiós. (p. 144)


Esta invitación, que parece un pequeño pero arriesgado divertimento sin sentido, dejado al azar en media novela para sobresaltar, en realidad le habla a una de las dos portentosas ideas centrales del texto, a saber: Que a la Historia la mueve siempre motivos personales. La otra idea, que es corolario de ésta, es que no existe una verdad histórica sino tantas como testigos o participes y que todas las perspectivas son verdaderas o ninguna lo es. Eso nos quiere decir Orejudo cuando pone en boca de un loco una invitación a una guerra fratricida que en realidad sí ocurrió. ¿Quién en su sano juicio aceptaría una invitación así? Esa guerra, como todas las guerras, son la suma infame de incontables rencores, envidias, perfídias, ambiciones y obtusos móviles personales.

De esto habla tambien el titulo. Fabulosas Narraciones por Historias arranca con un sólo epígrafe, que da origen al titulo de la novela:

Hubo también otro género de escritores que aunque publicaron sus obras con título de Historias, pero puédense llamar Fabulosas narraciones más que Historias; y ellos, fabuladores o poetas, no historiadores, porque entienden en complacer a los oídos con graciosas maneras de decir y con nuevos o inopinados casos más que con verdaderos hechos.
Tercera carta de Pedro de Rúa (p.12)


Y ya aquí en el epígrafe vemos como la queja de Rúa, desconectada del contexto de donde nace, suena totalmente hueca. ¿Cuales son los verdaderos hechos? ¿Cuales las narraciones fabulosas? Esa disyuntiva es la que articula la novela de Orejudo que es en realidad la narración de una Teoria del Complot en la que una mafia literaria y comercial ejecuta un plan secreto para cambiar los gustos literarios del público español y engendrar una generación, todo para beneficio propio. ¿Tiene piernas esta fabulosa teoría? En la novela sí las tiene, de sobra. Y aun así, los personajes pendularmente o creen o descreen de ella según se ajuste a sus intereses personales. Tanto la teoría, como la postura de los personajes hacia ella confirman los postulados de Orejudo: A la Historia la mueven los motivos personales:

(...) porque lo pequeño - los pisotones, los gestos, las manías- siempre mueve lo grande, las grandes ideas, las grandes revoluciones, los grandes hombres(...) (p.289)


La novela no pierde tiempo en estas ideas, sin embargo. Su constatación nace naturalmente de la trama y las acciones y pensamientos de los personajes y no de ningún tipo de exposición directa. En este sentido, Orejudo ha logrado conjugar esos epítetos aparentemente contradictorios que le imputa la crítica, una novela inteligente pero también divertida. Ha escrito una novela que satisfacerá igualmente al que busque reírse con una narración divertida y fabulosa y al que busque el trasfondo filosófico de esta.

No puede dejar de señalarse la riqueza de ironías de una novela que para demostrar postulados posmodernos como la muerte de la historia y la pérdida de vigencia de los metarrelatos urde una trama donde las vanguardias modernistas resultan poco mas que un efecto secundario de un plan para matar al realismo decimonónico, todo por motivos personales.

Entre otras joyas que habitan la novela encontramos una argentina que intenta infructuosamente que un personaje que al final de la novela termina siendo un asesino caníbal la llame 'Mágica' y que hable con ella en un lenguaje inventado (por Cortázar) y bailen juntos bajo la lluvia. Ese mismo canibalismo, en la ficción racionalizado a posteriori por el discurso religioso, resulta ser además una metáfora acertada que de pronto alegoriza a los dos bandos de la guerra civil española y que de nuevo nos dice que todo sucede por razones personales.

Orejudo es un narrador hábil, divertido, inteligente y valiente y Fabulosas Narraciones por Historias es una de las mejores novelas de fin de siglo XX. Su lectura es requerida por que es una delicia y porque esta excelente novela, con su sabor, fuerte como el cocido, a veces demasiado fuerte, bien podría no haber visto la luz nunca. Ahora reeditada por Tusquets nos sorprende la audacia de Orejudo para incluir en la novela una carta que debe haber sorprendido a los editores cuando la encontraron cerrando el manuscrito y donde dice, entre otras terribles amenazas:

Le dejo, don Escritor Frustrado; no sabe usted dónde se está metiendo. Siga, si quiere, haciendo pasar malas ficciones propias por narraciones ajenas y alegando autores que no dicen lo que dicen o lo dicen de otra manera; continúe jugando al escéptico, al revelador de realidades o al filósofo aporético; adelante, no pare de ofender a su alrededor; pero, cuidado, no me lo publique, porque como publique esta mierda, esta gran mierda, entonces sí que va a saber usted quiénes somos.(p.379)


A papá le regale finalmente una novela más tranquilizadora, El Club Dumas. Fabulosas narraciones por historias me la quede yo y la coloqué junto a los Detectives Salvajes para que ambas, como los gemelos faros de un coche que avanza a gran velocidad iluminen la neblina que nos rodea, y no la carretera.






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Los Detectives Salvajes, Roberto Bolaño



Reseña de la novela con bio, resumen y comentarios.

Los Detectives Salvajes
Roberto Bolaño

608 páginas
Anagrama 1998



Roberto Bolaño nació en Chile en 1953, abandonó su patria natal a los 15 años solo para regresar durante la época del golpe contra Allende. Tras ser detenido por los golpistas logró una milagrosa liberación y permaneció en el exilio desde entonces hasta su muerte en el 2003. Bolaño vivió en varios países de Latinoamérica y Europa, entre ellos México y España. Se dedicó principalmente a la poesía hasta principios de los noventa. En los años noventa, viviendo en Cataluña, sufriendo de enfermedades crónicas del hígado y con dos hijos, decidió dedicarse a la narrativa como medio de ganarse la vida. Su producción durante los noventa hasta su muerte en el 2003 fue prolífica y de alta calidad. Inicialmente obtuvo notoriedad con su libro Literatura Nazi en Amércia Latina. Ganó el premio Herralde de Novela en 1998 y el Rómulo Gallegos en el 99 con la novela que aqui se comenta: Los Detectives Salvajes. La crítica y los lectores de la novela la consideran un hito en el desarrollo de la novela hispanoamericana y se ha comparado con otras grandes novelas como Rayuela de Cortázar, con la cual tiene algunos paralelismos. Yo concuerdo.

Resumen de la Novela

Los Detectives Salvajes es una novel coral, polifónica, donde una multitud de personajes narran en primera persona sus experiencias relacionadas con los dos personajes centrales de la novela, los poetas Ulises Lima y Arturo Belano. La primera sección de 120 páginas aproximadamente corresponde al diario del poeta García Madero, de 17 años, en los dos meses que este pasa con los personajes. Esta historia resulta ser en núcleo donde hace pivote toda la novela. Este diario reanuda 50 páginas antes del final exactamente en el punto donde se detuvo en la página 120, el día primero de enero de 1976. Las narraciones que se encuentran entre estos dos segmentos del diario y que componen el grueso de la novela se centran en lo ocurrido al personaje que narra y, a veces tangencialmente, y en otra directamente, en lo que los relaciona con los dos personajes principales en su trashumancia por el mundo luego de ocurridos los hechos narrados en el diario de García Madero.

La misión de Belano y Lima durante esos dos meses es descubrir el paradero de Cesárea Tinajero, fundadora del grupo literario vanguardista de los años 20 conocido como los Real Visceralistas. Lima y Belano han fundado una segunda etapa del grupo 50 años después y sus investigaciones pretenden determinar donde esta Tinajero y que fue de su producción literaria. De acuerdo a Belano y Lima, sus descubrimientos tendrán efectos devastadores para la literatura en español en general. Nunca se explica porque piensan esto.

A continuación el final de la novela: Lima y Belano escapan hacia el desierto de Sonora para buscar a Tinajero, perseguidos de cerca por el padrote de Lupe, una prostituta adolescente a la cual ayudan a escapar y acompañados de impromptu por García Madero, miembro del grupo de los realvisceralistas. En Sonora tras un minucioso rastreo localizan a Tinajero solo para ser enfrentados por el padrote y un secuaz en una riña en la carretera en medio del desierto que incluye armas blancas y de fuego. En la riña muere el padrote, su compinche y Tinajero. Este suceso arruina el proyecto de Lima y Belano y considerando que es el final y por la prominencia que tiene en la novela, casi pareciera que Bolaño ofrece este suceso como explicación de la errabunda degradación que parecen sufrir ambos personajes durante los siguientes 20 años, los cuales vemos a través de los multitudinarios testimonios que pueblan la novela. Es posible entender que la muerte de Tinajero, precipitada por las acciones de Lima y Belano, se convierte en la maldición de ambos.

Comentarios

Estructura Coral:
¿Cómo narrar una novela con un número importante de personajes, en primera persona singular? Este parece ser el problema que se le presento en la pagina 120 de la sección de Madero, en la cual ya vemos algunos personajes desde afuera sin poder explicarnos lo que piensan o sienten, como por ejemplo a Jacinto Requena o Pancho Rodríguez. Es quizá en ese momento cuando se da cuenta Belano que necesitará de más narradores para explicar lo que pasa. Pareciera, después, que esta proliferación de personajes empieza a extenderse en el tiempo y no logra Bolaño cortarla hasta que esta lo lleva inevitablemente a los últimos días de la vida de Lima y Belano. Restringiéndonos a la trama se puede preguntar con validez ¿Porque es necesario para la novela saber lo que pasa con Belano y Lima después de 1976? La respuesta de Bolaño pudiera ser la que se sugiere arriba. Lo cierto es que sin la sección posterior a 1976 Los Detectives Salvajes no sería ni la sombra de la gran novela que és.

Formato de capitulo:
Los textos son como entradas de diario, sin embargo un par de veces se rompe el canon y el fragmento se representa como testimonial o entrevista. Bolaño ha logrado en la mayoría de los casos redactarlos de modo que sean unidades auto contenidas que tienen principio y fin, que son casi relatos testimoniales individuales y que suelta de la trama principal y los deja volar por si solos al indicarnos con frecuencia al final de los mismos que “y no lo voy a ver más” o “Todos los poetas, incluso los mas vanguardistas, necesitan un padre. Pero estos eran huérfanos de vocación. Nunca volvió.” o “Después las clases recomenzaron, conocí a otra persona y deje de pensar en él”, en fin, indicación en clave para el lector de que no debe esperar la reaparición del narrador de este fragmento en el futuro de la novela.

Registros logrados:
Las distintas voces están muy logradas, con pocas pero notables excepciones que incluyen a un argentino que habla de tu. Excepcionales los fragmentos de Lacouture, Hemitio, Amadeo Salvatierra, Nicaragua, Xosé, López Lobo.

Tema (La literatura):
Desde el inicio la novela no se anda con ambages. Este es un libro acerca de la literatura hispanoamericana, sus escritores de antes (“los poetas muertos de México, mis futuros colegas”) y los actuales, sus lectores y sus críticos. En los últimos capítulos Bolaño hace hablar al escalafón de los escritores consagrados durante la feria del libro en Madrid 1994. Cada quien ahí sabe quien es y no queda títere con cabeza, la critica es mordaz, concienzuda y artera. Se hace un recuento breve del periodo de vanguardias mexicano, de la corte de Octavio Paz, de los aborrecidos poetas campesinos y de los originales Estridentistas. En algún momento se bate a duelo Belano con un (futuro?) crítico que le piensa deparar una mala reseña (en guerra avisada, pareciera decir Bolaño desde esas páginas). Interesante lla sección dónde Bolaño recrea el cuento de Baroja en una versión optimista donde el amor le gana al miedo. Aparte de la extensa lista de referencias literarias se saca en claro una sola cosa de la novela de Bolaño: toda empresa literaria acaba mal (todo lo que empieza como comedia acaba como tragedia, tragicomedia, historia de horror, vacío, etc) Revistas fallidas, poetas gastados por la fricción del tiempo, editores arruinados, novelistas exitosos gracias al sacrificio de su arte, de sus principios, de sus almas. Nadie, nos dice Bolaño, puede aspirar a la felicidad si escribe. Cliché del poeta sufrido o experiencia de primera mano de un escritor desencantado. El éxito desaforado de Los detectives salvajes fue quizá la sorpresa que desmentiría este pesimismo reconcentrado de Bolaño que hace tan triste su novela. ¿Prueba de que se puede ser fiel a si mismo y lograr el éxito? Bolaño debió renunciar a su amada poesía y bajar un escalón a la mercantil narrativa para conseguir el reconocimiento y los lectores que ansiaba. Quizás verdaderamente no haya finales felices cuando el tema es la literatura.

Subtemas
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  • Tabú: En el fragmento de Xosé así como en la primera sección de Madero en cuanto a la relación de Quim y el padre de Laura Damián y sus relaciones con sus mutuas hijas se deja traslucir un aire incestuoso o pedófilo con un estilo que recuerda La Vuelta de Tuerca de James o, aún más, a Sobre Héroes y Tumbas de Sábado, donde el tema tabú se sugiere más que se describe. Bolaño nos deja una vez más sacar conclusiones sobre lo que puede haber ocurrido, conclusiones que dicen más sobre nosotros como lectores que sobre lo ocurrido a los personajes.
  • Exilio: El exilio es un tema implícito de la novela donde los personajes habitan usualmente espacios que no son los propios, sea como mochileros o residentes de otros países. No se hace mención a los dolores usuales de la emigración quizá porque lo que se siente a través de la novela es que los personajes son parias y no exiliados. Se han exiliado no de un país sino de la humanidad, y en las palabras de uno de ellos tendrá que regresar siempre a Israel, e Israel no será el país sino el cualquier lugar. Estarán siempre fuera, al final uno físicamente y el otro en su propio país, pero ambos en el exilio. Tinajero misma, es buscada por Lima y Belano para sacarla del exilio, cuya consecuencia inmediata es su muerte, el exilio permanente.
Defectos: Existen algunas secciones que evidencian una tendencia al listado erudito que no aporta mucho, especialmente en cuanto a las direcciones de como llegar a ciertos lugares se refiere. ¿Han salido los listados de Internet (siendo que la novela es de 1998)? Ver lista de estilos de poesía, lista de participantes en la vanguardia, de citas en latín, etc.

Algunas secciones son demasiado largas o carentes de relación o importancia con el cuerpo de la novela (Edith Oster, el chileno de la quiniela) y parecieran cuentos en si mismos, incluidos para beneficio de la persona real detrás del cuento y no para ponerlos al servicio de la novela. Eso lleva a la pregunta de si durante la creación de la novela, movía a Bolaño un motivo de amistad para incluir algunas secciones? Es entonces la sección coral de la novela un retrato de conjunto de sus amigos? Una carta circular a los amigos, como sugirió alguna vez Borges que era toda novela.

Notable: Es notable el fragmento de la persecución en el Impala donde Lima, Belano, Lupe y García Madero se hacen “preguntas difíciles”. Estas preguntas pueden ser difíciles de responder correctamente pero en importancia son realmente triviales, las respuestas sin embargo hacen surgir un subtexto donde se responden preguntas realmente difíciles sobre ellos mismos y lo que hacen, y lo que harán. La belleza de la premonición de esta conversación con relación al final de la novela no puede dejar de señalarse. Es una perla escondida de la cual Bolaño quizá estuvo orgulloso y que es un logro literario para esta sección que de otro modo pudo ser relativamente trivial.

Análisis final: La novela termina con una pregunta. Queda clara la intención de Bolaño de convertir al lector en detective que debe resolver esa adivinanza final que tiene que ver con una ventana abierta y su representación gráfica. La ventana es una metáfora de la novela. Las dos adivinanzas anteriores son pistas. Quiere entonces Bolaño que el lector sea cómplice o participe como lo postuló alguna vez Cortázar con Rayuela. Bolaño nos ha dado una novela donde la búsqueda central, el propósito de la búsqueda, sus resultados concretos y sus consecuencias en el tiempo nunca son narradas directamente por quienes la viven sino por testigos periféricos que, con la excepción de García Madero, no participan nunca directamente de esa búsqueda. La más notable ausencia en los testimonios son los de Belano y Lima, de lo que piensan y sienten, sus motivaciones y sus intenciones. Sabemos al final de la novela que han encontrado lo que buscaban, sin embargo a un costo muy alto. Al lector, sin embargo, no se le participa del verdadero resultado. El lector, pareciera querer decirnos Belano, debe averiguar ese resultado por si mismo. Surgen estas preguntas: Debemos pensar que Bolaño no nos comparte mas que un minúsculo y escueto resumen de las palabras de Tinajero porque le resultaba difícil darle vida un personaje tan crucial para la novela, que a esas alturas tiene ya proporciones mitológicas, o por el contrario, la ausencia de diálogo proveniente de Tinajero tiene que ver con la labor detectivesca que se le ofrece al lector sobre qué se hablo, qué contenían sus escritos y porque se hace ese último viaje con los real vicseralistas y hacia donde iban? Después de Los Detectives Salvajes Bolaño acometió la redacción de 2666 que es una novela que podría ser la de Tinajero, pero esto no lo sabemos porque García Madero nunca comparte su contenido, debemos asumir que esto es así o contienen acaso los cuadernos de Tinajero algo mayor que una simple autoreferncia? Tenemos como posibles contenidos lo descrito hasta ese punto, lo inferido y lo futuro. ¿Porque opto por fin Bolaño por la descripción periférica y testimonial de la acción? Tiene que ver con decisiones técnicas donde la narración era mas fácil y personal en primera persona singular, pero imposible o inconveniente desde un único o un par de puntos de vista, o por el contrario, es acaso la intención de Bolaño darnos solo la piezas del puzzle y dejarnos que nosotros deduzcamos que fue lo que realmente paso, algo que nos hace la vida todo el tiempo y en lo que Bolaño se mantiene fiel. ¿Porque parecen haber quedado dañados Belano y Lima después de su búsqueda? Es simplemente la culpa por lo que le sucedió a Tinajero o es quizá la culpa que sienten por lo que esta muerte significa a una escala mayor, para su movimiento, para México, para América Latina.

En fin, ¿que se pierde con la muerte de Cesárea Tinajero y sus escritos? que en el fondo es también esta pregunta: ¿Que se pierde con la muerte de Bolaño?



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