Flores, Mario Bellatin



Flores de Mario Bellatin, reseña de la novela


Flores
Mario Bellatin
115 páginas
Editorial Anagrama

Cuando era pequeño, en una o quizá varias Navidades, mis padres me regalaron un juguete que consistía en varios círculos de plástico que calzaban unos dentro de otros y que por medio de la inserción de un lápiz en distintos puntos y la rotación asistida por los bordes dentados de los círculos dibujaban hermosos diseños que eran de otra manera imposibles de trazar para mi mano de niño. A los diseños, que al principio parecían solo rayones, y que conforme yo avanzaba en la mecánica aplicación del movimiento requerido iban conjugándose en una imagen compleja y perfectamente simétrica, se les conoce como Mándalas. En el budismo y el Hiduismo los Mándalas son simbolos del macrocosmos y el microcosmos y se organizan normlamente por principios simétricos de diseño similares a los de las flores.

Al igual que aquellos diseños, Flores es un Mándala. Bellatin nos ofrece una novela de 115 páginas compuesta por treinta y seis capítulos titulados cada uno con el nombre de una flor, que entrecruza sistemáticamente un grupo de temas que el autor desarrolló en forma engañosamente desordenada. La desfiguración por accidente médico o por causa genética, las prácticas sexuales alternativas, la búsqueda religiosa personal, la relación entre padres e hijos, son los temas de los que esta hecho el arabesco imposible que traza este relato en nuestra mente. Conforme vamos leyendo los capítulos, inicialmente en apariencia inconexos, vemos como Bellatin se aleja siguiendo una tangente al perseguir un tema solo para regresar al centro por vía del siguiente. Pronto nos damos cuenta que esta novela es un sistema cerrado, no existe nada fuera de ella y sus temas son los únicos temas que existen y sus personajes habitan ese mundo con exclusión de cualquier otro. Es claro entonces que más que ante el flujo narrativo de la novela a la cual estamos acostumbrados, estamos aquí en presencia de una puesta en escena de tintes pictóricos, donde los capítulos yacen unos junto a otros y de sus proximidades nace la atmósfera de la novela, más que de alguna relación causal.

A principio de la novela Bellatin expone su poética o intención estética del texto:

Existe una antigua técnica sumeria, que para muchos es el antecedente de las naturalezas muertas, que permite la construcción de complicadas estructuras narrativas basándose sólo en la suma de determinados objetos que juntos conforman un todo. Es de este modo como he tratado de conformar este relato, de alguna forma como se encuentra estructurado el poema de Gilgamesh. La intención inicial es que cada capítulo pueda leerse por separado, como si de la contemplación de una flor se tratara.(p. 9)

Este propósito de montar un equivalente literario de una naturaleza muerta este completamente logrado en el texto. La insistencia en la auto-referencia de los textos y los temas resalta claramente que este es un diseño cerrado y perfecto como una Mandala. Lo simbólico y hermético del texto lo hacen sentir casi como una fábula, cuyas escasas partes hacen de su funcionamiento un asunto de precisión. En ese sentido, la novela esta muy lograda, y los temas, ya de por si terribles, la hacen una lectura de alto interés.

A nivel formal es importante hacer notar que el estilo narrativo de Flores es sumamente restringido, casi excesivamente restringido. Bellatin se rehusa a calificar de modo alguno los impactantes acontecimientos de su novela. No expone en ningún momento las corrientes emocionales de sus personajes. No emite el mismo juicio alguno. A este llaneza emocional se le suma otra que quizá ya no aporta, sino que, mas bien, sustrae de la novela, desmejorándola; y es la reticencia de Bellatin a contar en detalle lo que sucede. Las malformaciones se describen en términos totalmente genéricos, al igual que los actos sexuales aberrantes y los trances místicos. Pareciera que Bellatin a optado por una especie de minimalismo extremo por el bien del conjunto, pero que en su afán estético ha terminado irónicamente mutilando el texto y desfigurándolo.

Los acontecimientos en Flores giran alrededor de un incidente de malformaciones congénitas masivas originadas por un fármaco defectuoso que en el texto no se nombra pero que nos recuerda lo que sucedió a finales de los 50 con la Talidomida. Las malformaciones y su relación con el fármaco son descubiertas por el Dr. Zumfelde que luego es encargado de diagnosticarlas para los procesos legales respectivos. Paralelamente a esta historia corre la historia de un escritor a quien le falta una pierna y que se encuentra realizando una investigación sobre sexualidad alternativa. A estas historias se unen otras tantas que recorren el mismo circuito sobre los temas de la deformidad, sexualidad, paternidad y búsqueda mística. Implícitas en las historias hay varias premisas: Que la deformidad es un signo de los tiempos (así como los monstruos son portentos que anuncian acontecimientos de orden divino), que es irrelevante el origen de estas deformidades y que la ciencia a veces toma el puesto de la evolución en desencadenar estos eventos de proporciones bíblicas, que las deformaciones pueden también ser causadas por la relación entre padres e hijos, que en la novela son en si mismas una patología, que en la celebración de la deformidad (explicita o implícita) radica la secreta llave de la salvación de la cual las religiones personales y la sexualidad alternativa son ritos sacralizadores.

Bellatin cumple su propósito dándonos una novela como Flores, cuyo diseño se asemeja a la abstracción perfecta de una flor plena de pétalos simétricos. Pero en el acto de cumplir este propósito, desactiva emocionalmente el relato del cual el lector extraña la conexión emocional que sin duda es el fundamento de las ideas del autor. Aún así, esta claro que quien la lea no olvidará fácilmente las flores siniestras que en esta naturaleza muerta señalan el camino al paraíso.



Bio-bibliografía:

Mario Bellatin nació en Ciudad de México en 1960 de padres peruanos, con quienes regresó al Perú a temprana edad. Ahí realizó estudios de Teología y Ciencias de la Comunicación y publico sus primeras cinco novelas. A continuación una lista de sus publicaciones.

Mujeres de sal (Editorial Lluvia - Lima, 1986)

Efecto invernadero (Jaime Campodónico Editor - Lima, 1992)

Canon perpetuo (Jaime Campodónico Editor - Lima, 1993)

Salón de belleza (Jaime Campodónico Editor - Lima, 1994)

Damas chinas (Ediciones El Santo Oficio - Lima, 1995)

Tres novelas (Ediciones El Santo Oficio - Lima, 1995)

Poeta ciego (Tusquets Editores - México DF, 1998)

El jardín de la señora Murakami (Tusquets Editores - México DF, 2000)

Flores (Matadero-Lom - Santiago de Chile, 2000)

Shiki Nagaoka: Una nariz de ficción (Editorial Sudamericana - Barcelona, 2001)

La escuela del dolor humano de Sechuán (Tusquets Editores - México DF, 2001)

Jacobo el mutante (Aguilar/Alfaguara, 2002)

Perros héroes (Alfaguara, 2003)

Obra reunida (Alfaguara, 2005)

Lecciones para una liebre muerta (Anagrama, 2005)

Underwood portátil modelo 1915 (Sarita Cartonera - Lima, 2005)

La jornada de la mona y el paciente (Almadía, 2006)

El Gran Vidrio (Anagrama, 2007)

3 Comments:

Guillermo Barquero said...

He leído tres novelas de Bellatin, y un cuento suyo. El cuento no me pareció nada del otro mundo. Las novelas: extraordinarias. El toque, me parece, es convertir temas extraños, bastante estrambóticos, en pequeños frescos de lenguaje preciso, haciéndolos parecer obras clásicas; son universos en sí mismos, con sus reglas y toda la cosa, y eso le queda muy bien. Te recomiendo "Salón de Belleza", una obrita muy notable, que deja un escozor muy extraño.

depeupleur said...

La buscaré. A mi me sorprendió lo fria que resulta su prosa, mientras que habla de el tema del paria o el rechazado, que son temas cargados de emociones. No se si pasa en las otras novelas de Bellatin, pero vale preguntarse si Bellatin huye deliberadamente del plano emocional en sus novelas o si es una incapacidad suya.

Guillermo Barquero said...

Basta leer algunas entrevistas que le han hecho, para darse cuenta de que es frío, se aleja de la profundidad de cosas horrendas deliberadamente. Para los libros suyos que he leído estos ingredientes le hacen bien.