Señales que precederán al fin del mundo, Yuri Herrera



Una buena novela, pero no tan buena como Los Trabajos del Reino. Da un poco miedo que en los excesos de Señales que precederán al fin del mundo se noten los efectos de una crítica excesivamente elogiosa, tal vez demasiado preocupada con la sociología.

Señales que precederán al fin del mundo
Yuri Herrera

Editorial Periférica, 2009
120pp.

Al igual que Los Trabajos de Reino, la primera novela del mexicano Yuri Herrera, Señales que precederán al fin del mundo (en adelante Señales) es una novela corta, que apenas supera las cien páginas y que se lee en un santiamén. Al igual que Trabajos, también, la novela está construida usando el método mítico de Joyce -según Eliot-, en el cual un mito hace de eje central y estructura de la historia -en realidad en el caso de Trabajos del Reino lo que se usa de estructura es la fábula de reyes y cortesanos-.

En el caso de Señales, el mito en cuestión es el Mictlán, o lugar de los muertos de la mitología mexicana, que hace de esqueleto a una historia ejemplar de una migrante que cruza ilegalmente la frontera en busca de su hermano y unos terrenos que Herrera ostensiblemente llama "la tierra prometida". El cruce de fronteras metaforiza de este modo el paso a una nueva vida.

El lenguaje de Herrera en esta novela sigue siendo un híbrido maravilloso de jerga local norteña y lengua culta y quizá en su aspiración poética y trabajo estilístico la novela logra sus puntos más altos, porque le da además a la historia un aire enrarecido, apuntalado también por la ausencia de referencias específicas a tiempo o lugares, que resulta muy apropiada para evocar un submundo posterior a la muerte.

Flaquea, sin embargo y a diferencia de Trabajos del Reino, en que el mito central parece a veces secuestrar la historia y forzar pasajes que carecen de mayor relevancia más que para coincidir con el mito. Adicionalmente hay una serie de escenas que parecieran seguir una especie de lista de temas de urgencia sociológica, de modo que la migrante, que se llama, míticamente, Makina, se ve enfrentada a matrimonios gay y a historias de la guerra de Irak que parecen fuera de todo lugar en un relato de aliento mítico que es lo que desarrolla Herrera con mayor habilidad.

La crítica ha elogiado que Herrera no use la palabra "narcotráfico" en Trabajos del Reino o la palabra "migración" en Señales, pero en el segundo caso, la preocupación por el comentario social da al traste con esta sutileza. En el punto más débil de la novela, Herrera hace a su protagonista escribir un discurso introspectivo sobre el rol de los migrantes que es verdaderamente implausible. En este punto se cruzan la falta de sutileza con una perdida de la voz verdadera del protagonista que se ha venido construyendo desde el inicio.

En fin, de lo que adolece Señales que precederán al fin del mundo, es de una especie de falta de naturalidad -naturalidad artificial, claro está, como en todo texto- en el desarrollo de la historia, que aquí aparece mediada por una estructura muy pesada, por afán simbólico demasiado intenso para la extensión de la obra y por una intención de comentario que siempre resulta mejor cuanto más la logre resistir el autor.

1 Comment:

Alejandro Marin said...

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LAS MUJERES QUE NO ERAN QUIENES DECIAN SER
autor Alejandro Marin
www.cortemoslacarajo.blogspot.com
Novela negra rioplatense.
Dos amigos, un economista de profesión y cocinero por afición y un comisario ex jefe de Delitos Complejos de la Policía Federal, tratan de desentrañar el misterio del caso que les ha caído entre manos.
La historia viaja entre Montevideo y Buenos Aires, a veces separada por el río y otras por un desigual contexto, en donde la margen occidental vive estragada por la mentira, la corrupción y la burda vindicación de la violencia. Y un decidido esfuerzo colectivo por negar la realidad de lo ocurrido, en un pasado cargado de arrebato y animosidad contra quien pensaba distinto.
El relato pinta de cuerpo entero a los personajes centrales que deambulan por los distintos ambientes, que los investigadores tienen que recorrer en la afanosa búsqueda de la verdad.
Escrito en un estilo ameno, donde no están ausentes ni el humor ni la ironía inteligente, el relato le reserva un pequeño lugar a los avatares de la economía argentina y a la descripción de sabrosas comidas, en casos con sus detalladas historias y recetas. Con la convicción que el buen comer y beber, además de un sano ejercicio para una mejor calidad de vida, también representa una plataforma desde donde aguzar el ingenio y reflexionar sobre los acontecimientos que ayudan a encontrar los secretos que uno persigue.