Reseña de la novela
Ahora juega usted señor Capablanca
Mario Zaldívar
108 páginas
Editorial Costa Rica 2000
Mario Zaldívar nació en San Jose, Costa Rica en 1954. Ha publicado la novela que aquí se reseña en el 2000, con la cual obtuvo el premio Editorial Costa Rica de 1994, y la novelas Después de la luz roja (Perro Azul 2001) y Herido de Sombras (EUNED 2007). Adicionalmente ha publicado varios libros acerca del crédito educativo, su área de trabajo y sobre la música en Costa Rica, su pasión. Su novela Después de la luz Roja le valió el Premio Nacional de Novela de Costa Rica en el 2001.
Ahora juega usted Señor Capablanca esta narrada desde el punto de vista de un niño, el personaje principal de la novela, que vive por temporadas en la casona de plantación de sus abuelos en las afueras de la Habana, Cuba, en los años 30 del siglo XX. Sus padres lo envían ahí periódicamente ostensiblemente para evitarle los excesos de la vida social activa que llevan en la Habana, llena de fiestas, bailes, licor y música. En la casa de sus abuelos en cambio se vive la vida más lenta y aristocrática del gamonal de campo, el potentado agrícola que tiene tiempo y dinero para entretener visitas de alcurnia. Entre los invitados usuales esta José Raúl Capablanca, cubano que fuera multicampeón de ajedrez en los años veinte, así como músicos prominentes de la época. El niño se entretiene descubriendo y explorando pasadizos secretos de la mansión de sus abuelos, en los cuales descubre un cuadro de una mujer desnuda que despierta en el sus primeros pensamientos de índole sexual. Además del cuadro que lo obsesiona, descubre también reuniones clandestinas de hombres armados y amoríos indebidos en habitaciones secretas las cuales él espía desde el entretecho. Por fin se descubre que la familia del niño esta comprometida de lleno en la lucha contra Batista, lo cual lleva a un desenlace inesperado que transforma a la novela del retrato de personajes históricos y las narraciones de un niño a un final de acción lleno de militares, operativos y balaceras.
Lo que más llama la atención de la novela de Zaldívar es su solvencia narrativa. La narración es resuelta y hábil y lleva al lector alegremente por los distintos descubrimientos de la novela. Se ve que Zaldívar tiene la destreza suficiente para llevar a buen puerto su trama por medio de un narrador fluido que en ningún momento nos permite dudar de lo que narra. Hacia el final, sin embargo, Zaldívar encontró la dificultad de narrar desde el punto de vista del niño un final violento que ocurre en las calles de la Habana y que él no podría haber vivido. En ese momento opta por cambiar a un narrador omnisciente y revertir en el capitulo final al narrador niño, con el cual cierra la novela. Ese cambio en un narrador menos hábil, habría dado al traste con toda la narración. Típicamente la narración se establece desde temprano con una o con varias voces, y el cambio de narrador hacia el final es usualmente un defecto catastrófico que vuelve imposible la suspensión de la duda. Es entonces donde mejor se nota la habilidad narrativa de Zaldívar, puesto que esa transición no se nota a menos que se este analizando la novela con detenimiento.
La novela también es un retrato pintoresco del paraje y las costumbres de la época, la vida de hacendado y los empleados de plantación, las cenas elegantes y la matanza de cerdos y la celebración popular. Es un deleite ver el pequeño diorama que nos pinta Zaldívar de una Cuba que no podemos conocer, pero que nos deja el sabor del cerdo y el ron en la boca como si nosotros también estuviéramos en la celebración.
A confesión de Zaldívar en el prólogo, la novela no quiere ser histórica, es más bien un divertimento donde el autor a querido poner a jugar personajes interesantes de la época narrada como Capablanca y los músicos Matamoros y Leucona. Efectivamente de ellos no se dice mucho más que lo que se necesita para la acción inmediata y quizá la novela pierde un poco si el lector no conoce o admira a estos personajes como lo hace el autor.
El prólogo también nos da la pista de los comentarios sobre la naturaleza cinemática que su prosa ha generado. No podemos más que concordar. Sin abusar de la descripción, Zaldívar tiene la capacidad de enmarcar sus escenas de modo inusual o emocionante. Una escena en particular queda con nosotros: Un encuentro sexual entre el cosmopolita ajedrecista y la mulata cocinera de la mansión, atisbada desde el techo, que ocurre en un cuarto oscuro en el cual solo penetra un rayo de luz que ilumina únicamente el pie de la mujer, en el movimiento, pose y descripción del cual vemos y sentimos las embestidas y las respuestas y el ímpetu pasional de la pareja. Y el final, por supuesto, donde una lluvia de balas muere un cura leproso y otros involucrados y se sella el destino de la familia del niño de un modo imprevisible pero acorde con la trama.
De Zaldívar, esta, su primera novela, parece ser una muestra nada más y en novelas posteriores puede haber demostrado con mayor suficiencia sus dotes de narrador. Aún así, es una novela que el lector no querrá pasar por alto y que se distingue por su calidad entre las novelas de fin de siglo en Costa Rica.
Ahora juega usted señor Capablanca, Mario Zaldívar
por depeupleur > 12/02/2007
ver: Centroamérica, Costa Rica, Novela, Reseña
Subscribe to:
Enviar comentarios (Atom)
2 Comments:
Un gusto no hace una novela, pero puedo decir que, como ajedrecista y medio sabedor de la vida de Capablanca, esta novela me entusiasmó y me pareció muy bien escrita. He notado en muchos escritores -en Borges y en Volpi, por citar dos nombres de altura- que a la hora de describir una partida de ajedrez mistifican cada gesto y poetizan cada jugada. Una persona que sepa algo de ajedrez sabe que lo que está sucediendo es algo mucho más mundano y prosaico y que no necesita de palabras rebuscadas ni metáforas esotéricas para ser expresado. Zaldívar hace esto muy bien, y esa misma naturalidad con la que trata el ajedrez aparece en sus descripciones de la casa, de la música y incluso del sexo (la escena del niño mirando el pie de la cocinera mientras se acuesta con Capablanca es digna de ser estudiada por cualquiera que quiera aprender a escribir.) Vos lo dijiste muy bien: solvencia.
Sí, no es una gran novela, pero es mejor que muchas que pasan por serlo. Gracias por recuperarla en tu espacio.
Excelente que escriba algo sobre esta obra tan poco conocida, por aquí le dejo el link para cualquiera que esté interesado en adquirirla: http://www.editlegado.com/zaldivar-rivera-mario-ahora-juega-usted-senor-capablanca-p-1926.html
Publicar un comentario