La interpretación de los signos, Juan Murillo



Cuento a publicarse próximamente en la antología San José Oculto 3.



Los editores de San José Oculto tuvieron a bien incluir un cuento mío en la próxima edición de su ya famosa antología, lo cual les agradezco. Adicionalmente la revista en línea La Otra publicó mi cuento, junto con otros tres de Guillermo Barquero, Guillermo Fernández y Alfonso Peña en su número más reciente, a modo de muestrario de la cuentística nacional, lo cual es un honor adicional. Les dejo el link, el cuento está dedicado a todos los fans de Oscar Arias.

La interpretación de los signos

15 Comments:

Silvia Piranesi said...

felicidades juan minuto. un abrazo

Guillermo Barquero said...

Y después dicen que aquí no pasa nada ni puede pasar nada...

Heriberto said...

Muy bueno Juan, me entretuvo y me dejó pensando hasta el knock-out del final.

Heriberto said...

Por cierto, en cuanto a lo que dice Guillermo, me parece que ese tópico por algunos seguido de que en Costa Rica no pasa nada no es más que una justificación que a algunos les ha servido para aplacar la disonancia entre su vanidad y la realidad, pero ese es otro tema para otra ocasión.

Anónimo said...

Buen cuento, de verdad. Tanto así, que la sola premisa de un tipo que se come las palomas de la Plaza de la Cultura ya hacía por sí sola que el relato valiera la pena.

En cuanto a que "no pasa nada", en el Semanario Universidad viene un excelente artículo de Alexánder Jiménez.

Saludos.

Germán Hernández said...

Brillante!!!

En hora buena por ese afortunado guiño, y siempre que leo tu trabajo tengo la impresión de que todo lo anecdótico no es más que un pretexto y un andamiaje apenas necesario para otra cosa, muy a la manera de Filisberto Hernández ó Efrén Hernández (no son primos, uno es de Uruguay y el otro Mexicano).

FRANK RUFFINO said...

Amigos poetas y escritores: Los invito a leer en mi blog selección del libro "Fingida lágrima" (Alquimia, 2003).

Saludos!

depeupleur said...

Gracias a todos por sus amables comentarios, que bueno que les gusto el cuento.

Alexánder Obando said...

Impresionante manera de mitificar nuestra ciudad. Mezclás lo cotidiano inmediato con lo histórico produciendo un guiño social, otro arqutectónico, otro político, etc.

De veras muy bien. Felicidades.

Ah, y sobre el mito de que aquí no pasa nada... un buen escritor, lo que se llama un buen escritor, no necesita de un medio deslumbrante para hacer literatura deslumbrante.

Anónimo said...

Olvidé mencionar que el estilo de repasar la arquitectura oculta de la ciudad, me recordó a "Bar Roma", que empieza de un modo similar.

Y de vuelta a que no pasa nada, nunca he entendido esa necesidad de que la literatura se ampare en la realidad o en la experiencia. Un escritor se nutre de la literatura, no de los acontecimientos. De todos modos, la "vida" no es lo que pase a su alrededor, la vida es todo.

Alexánder Obando said...

Así es, Asterión. Los sueños, la fantasía y la irrealidad son todos pequeñas parcelas de la gran realidad que solemos subestimar o minimizar.

depeupleur said...

Creo que todos concordamos en que aquí pasa suficiente en un día como para que un escritor escriba por el resto de su vida (sin hablar de lo que ya propiamente se puede inventar).

Cuando yo tenía 10 años, una noche en que había una reunión de mi papá con sus amigos en casa, un agente sandinista le dejó caer en la ventana del carro parqueado una granada de fragmentación a Robelo, que vivía al otro lado de la cuadra. Después de la explosión llovio sobre el techo de mi casa esquirlas. Ese hecho, por ejemplo, es más real para mí que el 11 de setiembre, al cual solo he tenido acceso a través de la digestión mediática de la televisión gringa.

Luissiana Naranjo said...

Me encantó leerlo. Un texto con rica temática y fluidez. Me alegra lo de la antología!!

Luis Chaves said...

llefué tarde, acabo de imprimirlo porque apra mí es imposible leer en pantalla algo de más de una cuartilla. ya te comentaré

Warren/Literófilo said...

Eso Juan, pura vida, buena nota, felicidades viejo. Me gustó que el verdadero personaje ahí fuera San José, de verdad. Juan Murillo el escritor progre, el Dream Theater, el Pink Floyd de la literatura tica, talentoso y acompasado.